El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, jesuita de 76 años, ocupará la
silla de Pedro con el nombre de Francisco I. Es arzobispo de Buenos Aires. Es el
primer latinoamericano y el primer miembro de la compañía de Jesús que dirige la
Iglesia católica. Tras al menos cuatro votaciones, los 115 cardenales electores
inclinaron la votación a favor de Bergoglio.
Jorge Bergoglio, el nuevo papa Francisco I, era hasta hace horas el arzobispo
de Buenos Aires, pero se lo podía ver andando en metro para llegar a la catedral
argentina. En ese cargo ha protagonizado un largo enfrentamiento con los
Kirchner que llegó a su punto de máxima tensión cuando la presidenta de
Argentina, Cristina Fernández, impulsó la ley del matrimonio gay. Conservador
moderado, los sectores más ortodoxos de la Iglesia católica lo criticaron por su
supuesta tibieza en el rechazo a aquel proyecto.
Bergoglio, hijo de italianos nacido en Buenos Aires hace 76 años, se ha
convertido en el primer jesuita que llega a máximo pontífice. Fue provincial de
los jesuitas argentinos entre 1973 y 1979, tiempo durante el cual fue acusado de
haber entregado al régimen militar (1976-1983) a dos sacerdotes de su orden. En
1998 llegó a arzobispo de Buenos Aires y como tal protagonizó en la crisis
argentina de 2001/2002 un papel importante como impulsor del diálogo político y
social. En 2003 llegó a la presidencia del país sudamericano Néstor Kirchner,
que desde un principio mantuvo una mala relación con Bergoglio. En 2004, el
arzobispo criticó "el exhibicionismo y los anuncios estridentes", en un mensaje
implícito contra Kirchner, que entre otras medidas había reabierto los juicios
contra los criminales de la dictadura.
Bergoglio se ha distinguido por sus discursos denunciando la pobreza, la corrupción y lo que
él llamaba “crispación” política. Siempre se ha mostrado austero y reservado.
Los discursos que irritaban a Kichner y Fernández eran pronunciados en homilías.
Ha hablado pocas veces con la prensa, como cuando en 2010 negó en una entrevista
con el periódico Perfil cualquier colaboración con la dictadura y contó
que había ayudado a los jesuitas perseguidos. Bergoglio llegó a ser citado para
declarar como testigo en los juicios por los crímenes del régimen.