
Un campo de puesta de huevos de unos dinosaurios, hace entre 190 y 197
millones de años, acabó mal: una inundación del terreno se llevó por delante los
nidos. Luego acabaron fosilizándose las cáscaras de huevos rotos y los huesos de
los embriones que había en su interior. Los huevos, de diferentes nidos, estaban
en diferentes fases de incubación. Ahora, un equipo científico internacional ha
encontrado los fósiles, abundantes, conservados en un yacimiento de la provincia
de Yunnan, en China. Es un auténtico tesoro para atisbar el crecimiento de los
embriones de aquellos dinosaurios dentro del huevo. Probablemente se trata de
lufengosauros, unos sauropodomorfos caracterizados por tener un cuello largo,
una cabeza pequeña, y ser enormes. Es la colección más antigua de embriones de
dinosaurios que se ha encontrado hasta ahora, afirma la revista Nature, que da a conocer el
descubrimiento de Robert R.Reisz (Universidad de Toronto, Canada) y sus colegas.
Los embriones de aquellos dinosaurios crecían rápido, lo que revela una
incubación corta. Además, los investigadores han encontrado indicios de que la
activación de los músculos (tanto movimiento como contracción) dentro del huevo
jugaría un papel importante en la formación del esqueleto.
“Los fósiles de embriones de dinosaurios son sorprendentemente poco comunes”,
empiezan por recalcar los científicos en Nature, y poco se sabe de los
patrones de su desarrollo. Reisz y sus colegas no han encontrado en el
yacimiento ningún huevo que no esté roto, pero los más de 200 huesos fósiles en
distintas fases de desarrollo aportan una información preciosa para los
paleontólogos. Tienen docenas de vértebras, fragmentos de costillas, un total de
24 fémures (cuyo grosor va desde 2,6 a 4,5 milímetros y su longitud, de 12 a 22
milímetros) y otros huesos de las extremidades, así como unos pocos elementos
craneales.